Dicen que mañana viene lo que la tradición china llama el “gran tigre blanco”, es decir, un frío que pela con las cotas de nieve bajas y probabilidad de heladas, mi recomendación... una bebida calentita y un buen libro contra los fríos invernales. Hoy presento una receta que se toma bien caliente y que es muy reconstituyente, se puede tomar para el desayuno, la merienda o simplemente para templarse el alma y el cuerpo: el Atole. El origen de esta receta se remonta a la época prehispánica, donde los aztecas preparaban una bebida a partir de masa de maíz con agua y lo endulzaban con cacao, chiles o miel. Ya Hernán Cortés definió al atole como una bebida muy energética, y bien que lo es, aunque se puede acompañar de algún bollito o concha, yo con la taza de Atole me planto. Dicen que para adecuarlo más al gusto europeo le añadieron leche en vez de agua, a día de hoy se prepara de las dos maneras y se usa una alternativa a la masa de maíz que facilita la labor, la maicena.