¡Feliz cumpleaños papá! Eso es lo que quiero decirte hoy,
estés donde estés aquí tienes tu tarta de cumpleaños y además de CHOCOLATE!!!
Ese ingrediente que entre todos los demás dulces creo que es tu favorito;
de tal manera que ya de pequeño te quedaste sin conocimiento una vez de tanto
chocolate como te comiste de una sentada y aún así seguiste deleitándote con él hasta el final, jejejeje eso si es ser amante del
chocolate y por eso y muchas razones más, cómo iba a faltar tan especial sabor
en tu tarta.
Ha sido una gozada realizarla,
era la primera vez en muchos aspectos: nunca había hecho una tarta que hubiera
que rellenar, que hacerle una cobertura... ha sido un reto que ha salido
redondo. Según ejecutaba los pasos los siguientes se desarrollaban solos y un
halo entrañable y familiar me envolvía en la cocina. Esta sensación no es
nueva, a veces la tengo cuando elaboro algún dulce con un significado emocional
y siempre es un placer sentirla, es como si estuvieras detrás mía y detrás tuya
todos los antepasados, que son los que me guían entre los ingredientes y
recetas.
En esta entrada no puedo hablar
de ti en tercera persona, tú eres el homenajeado y sé profundamente que ahora
mismo estás disfrutando de tal manjar, ya sabes que un trozo de ella, el
primero, es para ti y que lo tenemos junto a tu foto y otros regalos, hoy estás
con nosotros, como todos los días, pero con un toque especial, con una
celebración especial en el día de tu cumpleaños.
Te queremos mucho y te extrañamos.
Tarta Sacher
Ingredientes:
- 175 grs. chocolate negro para fundir
- 150 grs. de mantequilla
- 100 grs. de azúcar
- 6 huevos
- 150 grs. de harina tamizada
- 50 grs. de almendra molida
Para el relleno
- Mermelada de albaricoque
Para la cobertura
- 100 ml. de nata líquida
- 2 cucharadas de mantequilla
- 175 grs. de chocolate negro para fundir
Elaboración
Lo primero es tomar las claras
de los 6 huevos y montarlas a punto de nieve, cuando estén las reservamos,
pero no demorarse mucho en los siguientes pasos para no echar a perder las
claras. Lo segundo es ir derritiendo los 175 gramos de chocolate negro en un
cazo a fuego lento, para que no se queme remover periódicamente. En un
recipiente grande se bate con energía el azúcar y la mantequilla, ésta última
tiene que estar más bien templada para trabajarla mejor. A esta mezcla y sin
parar de batir se la añaden las yemas de los huevos, una a una. Cuando está
bien batido y el chocolate líquido se le añade y se sigue batiendo incorporando
después y poco a poco la harina y las almendras molidas. El último ingrediente
a incorporar son las claras de huevo que estaban a punto de nieve. Ahora ya no
se bate, se mezcla de manera envolvente, mejor con una espátula o una cuchara de madera y siempre de abajo a arriba.
La masa debe ser líquida, oscura y sonora, sí lo habéis leído
bien, cuando se hace el último paso al mezclar las claras si se presta atención
se oye la esponjosidad de cuando comes un merengue o mousse ya sabéis a lo que me
refiero...
Con el horno precalentado a
175º C se coloca la mezcla en un recipiente previamente engrasado y durante
unos 20-30 minutos se cuece. Siempre vigilando y dándole calor arriba cuando se
vea que necesita tomar fuerza. Aunque
no lleva levadura alguna es mágico ver cómo aumenta su tamaño. Si
introducimos un cuchillo y éste sale limpio nuestra tarta ya está y debemos
sacarla del horno.
Desmoldamos y la colocamos sobre
una rejilla para que pierda la humedad que le sobra. Mientras, batimos la
mermelada, colocamos nuevamente en un cazo los otros 175 gramos de chocolate, la nata y
la mantequilla a fuego lento para que se vayan mezclando. Con el bizcocho
todavía caliente lo partimos en dos
capas, una superior y otra inferior, para que la tarta sea plana y uniforme,
con un cuchillo alisamos la parte superior de la tarta. Yo me he tomado la
licencia de emborrachar un poco a la capa de abajo con brandy, se que en la
receta original de los Sacher no aparecía pero una vocecita en mi interior me
decía que lo hiciera y claro, no me he podido negar.
Con una cuchara colocamos la
mermelada repartiéndola por toda la superficie y colocamos la otra capa de
bizcocho. Ahora toca la cobertura, para eso vienen genial las rejillas que
suelen traer los microondas con grill, que tienen unas patitas. Se coloca
debajo un papel de horno y sobre la tarta se vierte el chocolate dirigiéndolo y
allanando con un cuchillo de pala. Cuando está la parte superior cubierta y los
lados también, se introduce un poco de ese chocolate en un pequeño cucurucho o
bolsa a modo de manga pastelera, simplemente para escribir el nombre de la
tarta y ornamentos que os gusten. Aunque parezca mentira todos estos pasos son
mejores hacerlos cuando el bizcocho está aún caliente, he leído por ahí que así
monta mejor.
El último paso lo realiza la
nevera, metéis la tarta por un par de
horas para que se endurezca la cobertura y se saca un ratito antes de comerla, simplemente para degustar mejor su sabor.
Dicen que la receta original es
con mermelada de albaricoque, pero con confitura de naranja o mermelada de
frambuesa también sale deliciosa. Buen provecho!!!
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