La entrada de este domingo va dedicada al
merengue que con su sabor y consistencia nos hace viajar por las nubes y
descubrir su suavidad y dulzura. A veces preparas merengue para decorar una
tarta o un postre y descubres que has hecho demasiado y ahora ¿Qué haces con
ello? Lo mejor... experimentar y crear nuevas recetas, sentar precedentes para
futuros dulces tradicionales, jejeje. Así debieron nacer las Caporras de Huevo,
un dulce sencillo y que recuerda al algodón de las ferias porque al final
acabas comiéndotelo con las manos, jejejeje una pringue...
Las veces que lo he hecho me ha encantado seguir su evolución en el horno, de repente sube con mucha fuerza y llega a duplicar su tamaño, tomando ese color tan tostado y cuando lo extraes del horno se deshincha quedándole esa textura esponjosa y pegajosa que tanto caracteriza al merengue que pasa por el calor del horno o un soplillo de cocina.
Y hablando de otro tema, ¿Qué tal vais con vuestras recolecciones de otoño? Yo la verdad es que bastante estacionada, con tanta lluvia en los fines de semana me vuelvo perezosa y se me pasa el tiempo de recoger escaramujo, membrillo, moras... donde estarán ya... otro otoño será, ahora apetece más quedarse en casa con un chocolate calentito y un buen bizcocho!!!! No lo puedo remediar soy una golosa!!!
Caporras de Huevo
Ingredientes:
- 5 claras de huevo
- 1 pizca de sal
- 125 gr. de azúcar blanca y 3 cucharadas más para el caramelo
Elaboración
Lo principal de esta receta es hacer el
merengue dulce y para ello me remontaré a mi entrada del Lemon Pie donde lo
explico y recuerdo que es sencillo. Con unas varillas eléctricas (mejor para no
tener agujetas en el brazo) se baten las claras con la sal y cuando esté
espumosa la masa se añade poco a poco el azúcar. ¿Cuándo está listo el merengue?
Cuando tenga tanta consistencia que al dar la vuelta al recipiente donde está
puesto, éste no se caiga ni se mueva.
En la fuente donde se va a hornear hacemos el
caramelo, mejor que sea de un material que pueda usarse en la vitrocerámica y
luego el horno, por eso yo elegí un recipiente de cristal tipo Pirex.
Para hacer el caramelo: colocar en dicho
recipiente el azúcar y dejarlo que se diluya hasta que tome color a caramelo,
vaya redundancia. Colocar encima el merengue, vertiéndolo sobre el recipiente
caramelizado como si estuviéramos plegando una tela, ósea que primero vamos
hacia un lado, por ejemplo la derecha y luego regresamos hacia la izquierda,
creando así las caporras, dado sus pliegues y formas irregulares. Esto hace que
introduzca más aire al preparado y nos resulte más sutil.
Se coloca en el horno, previamente calentado,
a una temperatura media 170ºC con el calor abajo en un principio y para darle
un tono tostado al final también se pone el calor por la parte de arriba. El
tiempo... lo justo que veáis que sube de tamaño y se oscurece, no llegando a
los 15 minutos, hay que estar muy pendiente durante todo el horneado.
Cuando está listo, se saca del horno y se deja enfriar. No se desmolda, ese recipiente será el de la presentación, ya que al partirlo se quedan restos que pueden afear el resultado final, que no su sabor!!!!
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