Hoy os presento una receta
tradicional de Madrid, más en particular de Alcalá de Henares, dicen que la
receta llegó a la capital en el siglo XVII y que se ha mantenido intacta con el
paso de los años.
La verdad es que estas rosquillas
suelen ser más altas, yo no tenía hojaldre suficiente y me subieron menos de lo
normal, pero he decir que de sabor están buenísimas y hasta más cómodas de
comer. Seguro que me entienden los que han probado las rosquillas de Alcalá,
comer un hojaldre alto siempre implica llenarse de migas jejejeje.
Espero que las disfrutéis, a mí
me encantó elaborar una receta con tanta historia.
Rosquillas “mini” de Alcalá
Ingredientes
- 4 planchas de buen hojaldre
Para la crema de yema
- 4 yemas de huevo
- 80 ml. de agua
- 240 gr. de azúcar
Para el glaseado
- 35 ml. de agua
- 200 gr. de azúcar glass
Elaboración
Si hacéis vosotros el hojaldre,
perfecto; sino es así, con un buen hojaldre de supermercado saldrán muy bien.
Se toman las cuatro planchas de
hojaldre y se superponen una encima de otra, con un rodillo CASI SIN ROZAR lo
pasamos por encima para unificarlas. Por favor, lo mínimo, sino el hojaldre no
subirá. Normalmente estas rosquillas miden entre 6 y 8 centímetros, a mí me
quedaron “mini” porque no tenía suficiente hojaldre y puse menos capas, pero
con 4 y poca presión del rodillo os tienen que salir genial.
Con la ayuda de un aro de
emplatar hice la forma de la rosquilla y con una boquilla de la manga pastelera
hice el círculo interior. Se colocan, con algo de espacio entre ellas, en una
bandeja de horno con papel vegetal, antes de meterlas en el horno, salpicarlas
con un poco de agua, dicen que eso ayuda a que leven más. El horno precalentado
a 200ºC con calor arriba y abajo; durante el tiempo de cocción hay que
controlar que no se quemen por lo que habrá momentos que sólo pongamos el calor
inferior. Yo las tuve unos 25 minutos, hasta que se doraron.
Se sacan del horno y se colocan
en una rejilla para que no retengan humedad, durante los últimos minutos del
horno hemos ido haciendo la crema de yema. En un cazo se coloca los 80 ml. de
agua junto con los 240 gramos de azúcar, sin remover, se cuece durante 3
minutos, se apaga y se deja enfriar unos 5 minutos. En otro recipiente tenemos
las yemas batidas a mano. Ahora vertemos el almíbar que hemos preparado en
forma de hilo sobre las yemas, sin dejar de remover, así creamos la crema de
yema tan famosa de la tarta San Marcos, por ejemplo. Cuando esté bien integrado
se coloca en el cazo de antes y se cuece 5 minutos a fuego medio sin parar de
remover para que no se queme. Después dejar enfriar alrededor de 7 minutos.
Ahora se bañan las rosquillas, yo
me ayudé de unas pequeñas pinzas, sujetaba la rosquilla desde la base y las
introducía en la crema, después las escurría un poco y las colocaba sin que se
rozaran con las demás sobre una rejilla. Un truco, debajo colocar papel vegetal
para los restos de crema y glaseado que se caen.
Cuando están todas bañadas se
dejan secar unos 30 minutos.
Pasado este tiempo se prepara el
glaseado en frío, se mezcla el agua con el azúcar glass y se repite la misma
operación para bañar las rosquillas.
Este glaseado se seca pronto, en
un par de horas estarán listas para ser consumidas. Buen provecho.
receta de "decoracióndemabel", gracias
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