Mira que soy una fanática de los
bizcochos y creía que ya había probado las mejores recetas, no digo que no,
pero el bizcocho que hice este fin de semana ha entrado en el “Top five” de
super recetas. Qué sabor a pueblo, artesano, familiar, natural… podría pasarme
así un rato.
Su peculiaridad es que no lleva
claras de huevo, sólo yemas, en total 8, si una pasada, pero mínimo una vez en
la vida hay que probarlo. Yo estaba un poco reacia porque no me gusta que la
yema sea muy protagonista en la repostería, pero estaba equivocada y el
resultado final apoteósico. No tiene peso en el sabor, es un bizcocho muy esponjoso y la
cobertura se queda crujiente, para nada empalagoso. Recomendable 100%.
Bizcocho de Yemas
- 6 yemas
- 250 gr. de harina
- 150 gr. de azúcar blanca
- 200 ml. de leche
- 150 gr. de mantequilla
- 2 cucharadas de vainilla
- 1 sobre de levadura de repostería
- 1 pizca de sal
Para el almíbar (opcional)
- 150 gr. de azúcar blanca
- 150 ml. de agua
- 20 ml. de brandy
Para la cobertura
- 150 gr. de azúcar
- 150 ml. de agua
- 2 yemas
Elaboración
Para hacer el bizcocho se baten
las 6 yemas con 200 ml. de leche y la vainilla líquida, yo utilicé para este
paso la batidora, pero con las varillas también se puede hacer.
Por otro lado se mezclan todos
los ingredientes secos y después la mantequilla derretida, cuando está todo
casi integrado se vierte la mezcla anterior, es una masa muy fácil de remover,
con las varillas no encuentras dificultad, recuerda a la masa de las pastas de
mantequilla. Se coloca en un molde engrasado que no sea muy grande.
Ahora se cuece en el horno
precalentado a 200ºC durante 40 minutos como mínimo con calor abajo, sabrás que
está cuando salga limpia la punta de un cuchillo. Se deja enfriar y desmoldar.
Ahora haremos el almíbar que
lleva dentro, éste es opcional, yo lo puse en medio bizcocho, la otra parte iba
sin ello y estaba fantástico.
Se coloca el agua y el azúcar en
un cazo, se lleva a hervir durante 5 minutos y después se incorpora el brandy,
dejamos que evapore el alcohol con unos minutos más de hervor y listo, lo
dejamos templar.
Para la cobertura, hacemos otro
almíbar con el agua y el azúcar y lo dejamos a punto de hebra, se deja templar
y entonces añadimos las yemas bien batidas, muy poco a poco y batiendo al
tiempo, para que la yema no se cuaje y se convierta en huevo hilado jejeje.
Este preparado lo llevamos a ebullición y dejamos que espese la crema, siempre
removiendo.
Montamos el bizcocho: lo emborrachamos
con el primer almíbar y la ayuda de un pincel para ello se abre por la mitad y se
impregna con él. Se vuelve a colocar la parte de arriba del bizcocho y
se cubre con la crema de yema, principalmente por la superficie no los lados.
Si tenéis un soplete de cocina,
yo lo tenía hasta la mitad de esta receta, donde se le ocurrió romperse,
quemáis la parte de arriba, para caramelizar la cobertura y si no, lo ponéis
en la parte de arriba del horno unos minutillos para que se dore.
Seguro que no os deja
indiferentes.
Idea tomada de “Divina Cocina”,
gracias.
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