Ya por fin he sucumbido a la
famosa tarta de tres chocolates, tenía mis reticencias: pensaba que su sabor
sería muy contundente y además no soy muy amiga de usar gelatina, por eso no me
había planteado prepararla. De sabor hay que reconocer que es intenso,
abstenerse los no-amantes del chocolate y al final la he preparado porque
encontré una receta que usaba la cuaja en vez de la gelatina; así que como
estaba con mono de chocolate, este domingo fue el postre de la comida familiar.
Está buenísima y me
divertí mucho preparándola, es muy fácil, apta para principiantes, además toda tu
casa toma un aroma a chocolate que es irresistible. Me gustó mucho ir viendo la
diferencia de cada chocolate en su olor y sobretodo en su comportamiento, el
chocolate negro fue la crema más espesa que empezó a cuajarse casi el en mismo
instante en que apague el fuego, el chocolate con leche ya no tenía tanto
cuerpo pero aun así era consistente y al final el chocolate blanco, el más
graso era como unas natillas líquidas, cada chocolate se comportó de una manera
diferente en función de la cantidad de cacao y de grasa que tenía cada uno.
Mi tarta llevaba base de
magdalenas, la receta original ponía de galletas y mantequilla, pero mi opinión
personal: sin base está exquisita, no necesita complementos, así que no lo voy
a poner en la receta.
Se sirve fría y en porciones
pequeñas para no saturar, sino degustar.
Ingredientes
Para la base de chocolate negro
- 200 gr. de nata líquida
- 200 ml. de leche
- 150 gr. de chocolate negro de repostería
- 1 sobre de preparado de cuajada
Para la base de chocolate con
leche
- 200 gr. de nata líquida
- 200 ml. de leche
- 150 gr. de chocolate con leche de repostería
- 1 sobre de preparado de cuajada
Para la base de chocolate blanco
- 200 gr. de nata líquida
- 200 ml. de leche
- 150 gr. de chocolate blanco de repostería
- 1 sobre de preparado de cuajada
Elaboración
Este procedimiento se repite tres
veces, cada una de las ocasiones con un chocolate distinto.
Se calienta los 200 gr. de nata
con 100 ml. de leche y cuando está calentito se derrite el chocolate, con una
cuchara de madera integrar bien la mezcla, en los otros 100 ml. de leche que
hemos reservado diluimos el sobre de cuajada, cerciorándonos que no quedan
grumos.
Cuando el chocolate está bien
mezclado, vertemos el preparado de la cuajada y removemos hasta que rompa a
hervir, a fuego medio, y una vez que hierva lo tenemos unos 2 minutos al fuego
sin parar de remover para evitar que se pegue.
Esta tarta es recomendable
hacerla con un aro de pastelería o un molde desmontable, para que luego la
presentación sea perfecta. En mi caso puse el aro sobre la fuente de
presentación y vertí el preparado de chocolate negro, es ideal empezar por
éste, al ser el más espeso no se cuela por el molde. Dejar enfriar al menos una
hora.
Repetir la operación con el
chocolate con leche y después con el blanco. Cuando esté frío meterlo en la
nevera al menos 7 horas o toda la noche, ideal hacerlo un día antes para que
las capas estén perfectamente cuajadas.
A disfrutarla fanáticos del
chocolate.
Receta tomada y variada de “Directo al paladar”.
Me encanta, en casa la disfrutan muchisimo, un abrazo! Adela http://eldulcepaladar.blogspot.com.es/
ResponderEliminargracias ;)
EliminarDesde que hace años empezó en mundorecetas los experimentos hasta crear esta tarta la he probado siempre con cuajada, no la hago a menudo pero si que es de sabor intenso a chocolate. La original lleva una base de masa brisa y la verdad Aida es que opino como tu: le sobra. Me gusta hacerlas individuales en copas. Un besito
ResponderEliminarYo nunca la había hecho y ahora ya llevo unas cuantas, pero siempre sin base ;)
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