Hay dulces que requieren mucho tecnicismo y
siempre me esmero para que queden profesionales, y luego están estas recetas
que piden a gritos ser “rústicas” donde te relajas y entonces se apodera de ti
un sentimiento de confianza, donde sabes que por poco esmero que le pongas van
a salir bonitas y a todos les van a encantar.
Son fáciles de hacer, procedimiento sencillo
e ingredientes que se suelen tener en casa, siempre que hago una receta de miel
os recuerdo la importancia de su calidad, para que el resultado sea sabroso.
Poco más que decir, a por la receta de la
semana
Ingredientes
- 2 huevos
- 1 sobre de levadura seca
- 60 gr. de azúcar moreno
- 2-3 cucharadas soperas de miel
- 150 ml. de aceite suave
- 10 gr. de azúcar vainillada
- 460 gr. de harina de trigo
- Para barnizar un huevo y más azúcar vainillada
Elaboración
Por un lado se mezclan todos los ingredientes
líquidos: huevos, miel y el aceite, seguidamente en otro recipiente se juntan
los secos: harina, azúcar, levadura y la vainilla.
Con las manos se mezcla todo, es un poco
pegajosa la masa pero pronto os haréis con ella. Se hace bolas del tamaño de
una ciruela, las presionáis levemente sobre el papel de la bandeja del horno y
con la ayuda de un tenedor le hacéis el motivo decorativo más o menos a
cuadritos. Ahora se barnizan con el huevo batido y se espolvorea un poco más de
azúcar vainillado, buen truco para aumentar su aroma.
En el horno, precalentado estarán durante 15
minutos a 180ºC con calor arriba y abajo. Para dejarlas enfriar sobre una
rejilla será perfecto.
Son unas galletas que con el paso de los días
intensifican su sabor.
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