La receta de hoy es una vuelta a la infancia en toda regla,
quien no ha ido de pequeño a una pastelería y para merendar se ha pedido una
trenza. De hecho las preparé porque la semana pasada hablábamos en casa de cómo
han cambiado las pastelerías y sobre los recuerdos que teníamos de pequeños
cuando nos compraban un bollo para merendar, una trenza, bien
hecha, podía ser una opción perfecta.
Es un bollo de masa fermentada, tipo brioche, bastante
sosita pero con la cobertura de azúcar
se equilibra a la perfección. Esta vez en vez de utilizar
mantequilla he querido probar con aceite de oliva suave y el resultado ha sido
muy bueno, no se aprecia la diferencia.
Este tipo de masa combina bien con dulce y con salado, rellenas de jamón de york o de salmón ahumado pueden
ser una gran cena.
Espero que os traigan tan buenos recuerdos como a mí,
durante su preparación y sobretodo mientras las hemos saboreado. Veréis que
algunas llevan granos de anís, fue una incorporación de última hora pero la
tradicional no lleva.
Ingredientes
- 250 ml. de leche entera
- 100 ml. aceite suave de oliva
- 50 gr. de azúcar blanca
- 40 gr. de levadura fresca
- 2 huevos
- 1 cucharada sopera de agua de azahar
- Anís en grano
- 650 gr. harina de fuerza
- 1 pizca de sal
Para la cobertura
- 1 huevo
- Azúcar blanca al gusto
Elaboración
Se entibia en un cazo la leche con el azúcar y el aceite, se
retira del fuego y se integra en su totalidad removiendo la levadura
desmigada y después los huevos batidos y
el agua de azahar.
Cuando todos está bien mezclado se vierte sobre la harina
con la sal y ya con las manos se amasa bien todos los ingredientes, debe ser
manejable y que se despegue perfectamente de la mesa de trabajo. Dejamos que
repose 15 minutos tapada con un paño y transcurridos estos se divide en 6
porciones, será el momento si quiereis anises de echárselos.
Para elaborar la forma de trenza se hace un churro con un
tercio de la masa y con el resto otro churro el doble de largo, lo colocáis en
forma de V y en medio se pone el tercio ya con la forma de churro. Con los
tres cabos se hacen una trenza cuidadosamente y para que durante la fermentación no se deforme
hay que intentar meter hacia dentro el final de las puntas cuando ésta ya
esté hecha.
Ahora se colocan en la bandeja de horno y en un lugar cálido
se deja reposar para que doble su tamaño, mejor tapadas con un paño.
Después de una hora más o menos ya habrán fermentado, ahora
toca barnizarlas con huevo batido y echar por encima el azúcar que está un poco
humedecido con agua, de ahí su textura aterronada.
Se meten en el horno precalentado a 200ºC durante 20 minutos
con calor arriba y abajo, cuando ya estén cocidas es mejor dejarlas secar sobre
una rejilla para que no guarden mucha humedad.
Bienvenidos de vuelta a la infancia con estas recetas de
toda la vida
Receta basada en Isasaweis, gracias
ummmmm pura delicia me encantan y sobre todo con el anis te quedaron geniales y seguro que riquisimas un beso
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