Pinterest sigue siendo fuente de
creatividad y conocimiento, hasta la semana pasada no sabía de la existencia de
este pastel, lo empecé a ver en dicha red social y después de investigar por internet he descubierto que lleva años inventado,
jeje.
Es muy rápido de hacer, si es
verdad que ensucias bastantes utensilios de cocina, pero después de ver el
resultado merece la pena y mucho. Lo más recomendable es que lo hagáis en un
recipiente profundo y no muy grande, para que así la tarta quede alta y se
puedan apreciar mejor las tres capas que “mágicamente” se crean. De hecho es así
como la gente lo llama “Magic Cake” o “Bizcocho Mágico”, yo bizcocho no lo
denomino porque su textura se asemeja más a una tarta, pero si es verdad que sorprende, más bien es un principio básico de la ciencia para que él solito
mientras se hace en el horno se reparta en tres capas.
La parte de abajo se queda más
compacta, es donde va a parar la excasa cantidad de harina que lleva la receta, tiene la
función de base, de soporte, por eso tiene más cuerpo; la capa de en medio, la más
voluminosa se compone de un tipo de crema pastelera con un profundo aroma a
vainilla y la última capa es muy esponjosa, llegando a recordar un poco a las tortillas
francesas bien batidas, es donde más se percibe la clara de huevo montada.
Su sabor es muy delicado y al
tomarla trasmite ternura y tranquilidad, sí, yo considero que la comida también
te puede transmitir sentimientos, no es lo mismo comerse un chile que un poco
de avena y entre el abanico de sensaciones y sentimientos estos son los que me
trasmite la tarta.
Espero que os guste y os
sorprendáis tanto como nosotros cuando comprobamos que es verdad que se crean
perfectamente las capas.
Tarta Mágica o de Tres Capas
Ingredientes
- 500 ml. de leche tibia
- 4 huevos a temperatura ambiente
- 125 grs. de mantequilla
- 100 grs. de azúcar blanca
- 6 grs. de azúcar vainillada
- 115 grs. de harina
Elaboración
En un bol separamos las claras de
las yemas y las primeras se montan a punto de nieve con una pizca de sal, se
reservan. En otro recipiente grande, que la masa triplicará su volumen, se
vierte las yemas, el azúcar y la vainilla. Con las varillas eléctricas se baten
hasta conseguir una textura cremosa y doradita, añadimos la leche tibia y
la mantequilla derretida, seguimos batiendo y ahora tenemos que conseguir que
aumente su tamaño casi el triple del original.
Cuando la masa está bien batida
se le añade la harina y se integra en su totalidad. Ahora ya sólo falta echar
la clara de huevo montada, con una varilla manual y movimientos envolventes lo
repartimos por toda la mezcla, se me olvidó hacerle una foto pero es importante que no se integre del todo, es una masa muy líquida y debe quedar grumosa.
En un molde engrasado con
mantequilla se vierte y se lleva al horno, previamente precalentado a 150ºC
unos 50 minutos sólo abajo, el ya sólo se dora con el calor del horno. Para comprobar
que está cuajado debéis introducir una punta del cuchillo y ésta salir limpia.
Las recomendaciones que he leído
son dejarlo enfriar y llevarlo a la nevera por unas horas para que termine de
compactar, pero yo lo tomé templado casi frío y estaba de vicio, creo que de
todas maneras impresiona.
Receta tomada de “Mi querida
cocinera” ¡GRACIAS!
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