El pasado viernes empecé el fin
de senama sin horno, se habían fundido un par de resistencias, así que pensé,
toca postre sin horneado, un buen momento para presentar los blinis, unos
sencillos discos de masa tipo tortitas ideal para salados, por ejemplo con salmón
ahumado, pero que también en dulce resultan muy ricos. ¿Pero con qué puedo
presentarlo? No quiero queso crema, ni chocolate… así me pasé el viernes tarde,
a la cabeza sólo me venía una idea, quiero una nata de limón, sencilla y
natural. Bueno pues cuando llegué a casa me puse a mirar un libro de Michel
Roux abrí por la página 85 y allí estaba: el Posset de limón, sólo nata, zumo
de limón y azúcar, asombrada me quedé, no sabía de ese postre y de entre todos
los libros de repostería que tengo en casa lo encontré. Todo un descubrimiento
y altamente recomendable para principiantes en la repostería.
Si investigas por Internet dicen
que el Posset es una bebida medieval inglesa de leche hervida donde incorporaban
otros ingredientes como cerveza, vino o huevos… la verdad es que esta vez me
quedo un poco extrañada de su historia porque no este postre no es bebible. El mango
caramelizado fue otra idea extraída de Internet y me pareció que si podía
resultar muy rico el contraste.
Resultado: el postre del domingo
fue espectacular, cada postre, porque realmente son tres recetas diferentes
están buenísimas por sí solas y en unión… ufff!!! Ni os digo!!! Ideal para una
merienda con amigos o hasta para un desayuno de fin de semana, sabores
naturales y nada de colorantes, perfecta para entrar en el recetario de Los
dulces de mi vida.
Ingredientes
Para el Posset de Limón
- 500 grs. de nata para montar de 30-35% de grasa
- 125 grs. de azúcar blanca
- 50 grs. de zumo de limón
- Ralladura de un limón
Para el mango caramelizado
- 1 mango grande y durito
- 50 grs. de azúcar blanca
Para los blinis (12 unidades
aprox.)
- 1 yogurt natural
- La medida del yogurt en harina de trigo
- 1 huevo
- 1/3 de cucharita de las de café de bicarbonato sódico
Elaboración
Empezamos con el Posset, se
realiza en poco tiempo pero es interesante poder hacerlo por lo menos el día de
antes para que cuaje tranquilamente en la nevera.
En un cazo se vierte los 500 grs.
de nata para montar, la ralladura de limón y el azúcar destinado a esta receta,
con una cuchara se va removiendo a un fuego lento, no debe llegar a hervir,
cuando veáis que empieza a crearse esa espumilla característica de los lácteos
al calentarse en el borde del cazo, aguantáis así un par de minutos y lo
retiráis del fuego. Sin parar de remover vertéis el zumo en hilo y seguís
removiendo para integrarlo bien, entonces empezará a ponerse un poco cremosa la
mezcla. Aquí hay dos caminos, sino os gusta encontraros la ralladura de limón,
deberíais colarlo y dejarlo enfriar ya en los recipientes de presentación, si
como en mi caso, que me gusta encontrarme los trocitos de cáscara, simplemente lo
vertéis en su recipiente y dejáis que se enfríe un par de horas a temperatura
ambiente y luego lo metéis en la nevera hasta el día siguiente para que tome la
consistencia de yogur griego o islandés.
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Por último quedan los blinis, hay
que decir que están más ricos recientes y un punto calientes, pero si no tenéis
tiempo, con que los hagáis un ratito antes es suficiente.
Mezcláis todos sus ingredientes y
con unas varillas manuales lo batís, en una sartén engrasada levemente en
mantequilla vais vertiendo pequeñas cantidades (de entre 6-8 centímetros de diámetro) para hacerlas a la plancha por
los dos lados, darle la vuelta con la ayuda de una pequeña espátula. Si alguna
vez habéis hecho tortitas o crepes es seguir el mismo procedimiento. Cuando están
doradas por los dos lados, sacar de la sartén y reservar.
Ya tenéis toda la receta, bueno
recetas, sencillas y bastante rápidas, ideales para sorprender a vuestros
comensales en futuras reuniones gastronómicas.
Hasta la próxima semana.
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