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Hafraklattar





Seguimos con el mes temático: Islandia y sus dulces,  podría seguir con más entradas, pero de momento estas cuatro recetas de Septiembre pueden ser un buen ejemplo de su repostería, siempre desde mi punto de vista y gustos personales.

Este dulce que traigo hoy de nombre intraducible, lo vi en una tienda en la misma calle donde me alojaba y que principalmente se dedicaba a este tipo de productos, con mucho fruto seco y cereal. La cuestión es que nunca entré en la tienda porque siempre que pasaba estaba cerrada o bien por ser temprano o tarde, no creáis que no me quedé con las ganas de entrar, pero no fue hasta la cafetería del aeropuerto antes de volver que compramos un par.

Ya en Madrid lo probamos y comprobamos lo rico que estaba, tiene un pequeño recuerdo a dulces árabes por su sabor a canela y frutos secos, es como una barrita de muesli pero artesana. Claro que en su web no viene la receta, pero buceando por la red fui probando las palabras que aparecían en su envoltorio y encontré varias recetas de blog islandeses.
Primero hubo que traducirlo al inglés y luego al castellano y adaptarlo a los ingredientes que se encuentran en España, lo digo porque la receta auténtica lleva Copra, pero yo no se lo puse porque no disponía de ello.

Receta muy fácil, que no necesita horno y puede ser una buena opción para un completo desayuno, los tentempiés de los niños o después de darte una camita por el campo. Gran fuente de energía.
 
Hafraklattar 

Ingredientes

  • 80 grs. avena en copos
  • 50 grs. pipas de girasol
  • 50 grs. pipas de calabaza
  • 20 grs. de germen de trigo
  • 30 grs. de sésamo blanco
  • 60 grs. de arándanos rojos
  • 110 grs. de miel de buena calidad
  • 1 pizca de vainilla en polvo
  • 1/3 cucharadita de las de café de canela molida
  • 1 cucharada y ½ de mantequilla


Elaboración

En un bol grande vamos a verter  los copos de avena, el germen de trigo y todas las semillas,  previamente picadas un poco con el cuchillo, no muy menudito, además de la vainilla y la canela, removemos y  reservamos.

En una cacerola echamos la miel, por favor de buena calidad, ya en otras entradas he hablado de  la importancia de su autenticidad para no echar a perder el sabor de la receta. Y también añadimos la mantequilla, a fuego suave se remueve para disolverla en la miel y dejar un aroma rico por toda la cocina. Cuando están emulsionadas, se añade los arándanos rojos, también troceados y ser remueve un poco para hidratar los frutos.

Ya sólo queda verter la mezcla líquida y caliente sobre las semillas y remover bien para que todo se integre a la perfección.
 En un recipiente cuadrado o rectangular colocáis un papel vegetal y vertéis ahí la mezcla, con ayuda de una espátula la váis prensando, que no sea más alta de 1 centímetro, para que sea compacta y uniforme. Tapáis el Hafraklattar con los bordes del papel vegetal si os da o simplemente con otro papel y le ponéis peso para su compactación, el mismo método que para el turrón artesano.

Lo lleváis a la nevera al menos 4 o 5 horas antes de partirlo a cuadraditos, tiene que estar todo unido, su textura es algo más blanda que una barra de muesli, queda más jugoso y es lo que le hace especial.

Para su conservación, mejor en la nevera, por lo menos en Madrid en Septiembre que el calor todavía aprieta, no creo que tengan ese problema en Islandia.

 




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