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Turrón de Almendra


Tras cinco intentos fallidos, por fin he conseguido una receta de turrón rica y artesanal, la verdad es que éste era mi último intento, estaba a punto de sucumbir y dejarlo como algo imposible, pero finalmente, seleccionando las cosas buenas de cada prueba anterior, lo he conseguido. Se que no es una receta complicada, pero tiene sus trucos. Yo diría que lo importante es contar con unos buenos ingredientes y usar los utensilios adecuados, que más abajo describo.
Aunque los anteriores  intentos que he hecho han  acabado a buen recaudo, porque de sabor estaban riquísimos no conseguía su famosa textura. Os invito a trasportaros a una época medieval, donde los árabes que vivían por la zona de Alicante inventaron este manjar tan característico nuestro que recordarás toda tu vida.

Turrón de Almendra

Ingredientes
  • 200 gr. de miel de flores
  • 200 gr. almendra molida y tostada
  • 30 gr.  azúcar glass
  • 1clara de huevo

Elaboración
Lo primero de todo será preparar los ingredientes y tenerlos a mano porque es una receta donde cuatro manos son mejor que dos. Por un lado tenemos las almendras,  yo después de las diferentes pruebas que he hecho recomiendo comprar la almendra ya tostada y sin sal, porque así tiene el punto justo y no se os quema y con un robot de cocina triturarla, no lleva mucho tiempo y como su molienda no será perfecta ahí tendremos los trocitos de almendra propios del turrón que tanto gusta encontrar.
Por otro lado hay que batir la clara a punto de nieve. Cuando ya tenemos todos los ingredientes pesados y preparados, ponemos en un cazo alto la miel. Aquí también quiero aclarar que no vale cualquier miel, tiene que ser miel de flores de buena calidad, espesa, éstas que ahora vienen en botes "sin goteo" son demasiado líquidas y quedara una textura pegajosa, vale la pena comprar una más cara y más natural para disfrutar de un buen turrón.
Dicho esto, ponemos el cazo de la miel a calentar a un fuego medio -bajo y con unas varillas de cocina (otro truco importante para su elaboración) la removemos unos minutos hasta que se quede mas líquida. Poco a poco añadimos el azúcar glass y cada vez que vertemos un poco lo integramos energicamente con la miel, veréis que va cambiando de color. Seguís removiendo y si por una casualidad empieza a cocer lo quitáis del fuego y dejáis que enfríe un poco.
Ahora es el momento de añadir la clara ya montada, este paso se debe realizar fuera de fuego, una vez que la clara esté integrada lo volveréis a poner al calor. Poco a poco con ayuda de una cuchara vertéis parte de la clara sin dejar de remover con las varillas, de repente la mezcla va tornando a un tono dorado muy agradable a la vista y su textura se vuelve más vaporosa, es importante que no se eche más clara hasta que se haya integrado lo anterior, porque sino sólo podéis conseguir una cosa: que se os cuaje el huevo y no haga su función de dar cremosidad. Cuando ya está toda la clara añadida se pone el cazo al fuego y después de un par de minutos añadís también en pequeñas porciones la almendra molida, aquí ya podéis cambiar de utensilio para remover,  yo recomiendo ya la espátula que nos ayudará a poner al turrón en su molde.
Cuando se va incorporando la almendra va cambiando su textura,  se vuelve más como una gacha, tenéis que tenerlo al fuego medio -bajo unos 10-15 minutos para que se caramelice, si lo apagáis antes de tiempo luego no se endurecerá.
Cuando lo removéis vais a ver que se despega con mucha facilidad del fondo del cazo y se os va adherido en la espátula,  tiene que perder parte de su soltura y quedarse como un puré espeso.
Ya toca el momento de colocarlo en su molde, lo que tengáis en casa con la forma más parecida a una tableta de turrón (tipo plumcake) y objetos de peso que encajen bien encima para ejercer presión sobre la masa y compactarla, en mi caso ha sido un libro y tres tetra bricks de leche. Ponéis un papel de horno vegetal, dentro del molde y con la ayuda de la espátula vertéis el turrón y lo alisáis, como es una masa muy pegajosa si tenéis ayuda de otra persona será todo mucho más fácil.  
Tapáis el turrón con los lados del papel vegetal y le colocáis el peso encima, mínimo tendrá que pasar así 24 horas y a temperatura fría, aunque lo recomendable serían 48 horas y una vez liberado del peso, recomiendo que lo tengáis en la nevera otro día más.
Luego desmoldar y disfrutar, con el paso de los días se remblandece, así que es mejor seguir guardándolo en la nevera.
Realmente cuando comes un buen turrón no puedes parar de coger trocitos uno tras otro y por no hablar del aroma que impregna el hogar.
 
 
 

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