Todo lo que somos se forja en la infancia, a
partir de esta etapa vital tendremos unas actitudes y herramientas ante la vida
y aunque sigamos incorporando más y vayamos evolucionando la base siempre es la
misma. Así que mi base, muchos de mis recuerdos de infancia están forjados en
la cocina, cómo no voy a amarla entonces, en mi madre elaborando todo tipo de
platos y mi padre de pinche. Cuando era bien pequeña y me iba a la cama, la
sensación de tranquilidad y de que todo estaba bien me lo daba el sonido que hacia
mi madre utilizando las cacerolas en la cocina, si oía a esas cazuelas tan setenteras
de marca Magefesa, esmaltadas en marrón y con flores rojas y hojas verdes,
sabía que mis padres estaban en casa y me dormía tranquila, ¡Qué sencilla y
amorosa es la mentalidad a esa edad!
Pues de esa época, entre finales de los
ochenta y principios de los noventa es la receta que hoy presento,
auténtica de mi madre. Primero íbamos a la sierra a coger las moras y pasábamos
un feliz día, mi madre hacía la Mermelada de Moras, que ya el año pasado presenté y es
necesaria para elaborar la receta de hoy. Y después elaboraba la tarta, y qué
mejor que sus propias palabras para describir la receta: un buen bizcocho que cuando está a media cocción se
saca y se reparte la mermelada por encima que casi siempre se hunde formando a
veces un relleno o cubierta, “un maridaje” perfecto donde los dos componentes
se equilibran perfectamente, ésa es la definición, ni uno ni otro por separado
están tan rico, que aún pasando los años sigue igual de exquisito. La mermelada
aporta chispa y jugosidad y el bizcocho cordura y soporte.
Yo no lo podría definir mejor y vuelvo a repetir ¿Cómo no voy a amar la cocina?
Llevo unos días con el estómago delicado y
muy ligado a ello una extraña tristeza, la sensación de no ser yo misma y esta
mañana hablando con una nueva compañera de trabajo sobre aficciones y gustos,
de repente me he emocionado hablando de la cocina y he reconocido esa alegría
que estos días simplemente no estaba, se había silenciado. A pesar de las
molestias que sigo teniendo esos escasos segundos recordando lo que es para mí
cocinar me han devuelto la alegría.
Esta receta es de las más importantes de mi
vida.
Tarta de Moras
Ingredientes
- Zumo y ralladura de un limón entero
- 110 grs. de aceite de oliva suave
- 3 huevos
- 235 grs. de azúcar
- 270 grs. de harina de trigo
- 1 cucharadita de las de moka de bicarbonato
- 112 grs. de leche
- 1 tarro de mermelada casera de moras
Elaboración
Lo primero de todo será poner el horno a
precalentar, frase que ella dice siempre, jijiji. Se ralla y extrae el jugo del
limón que se bate con el aceite y los huevos, mejor batidora que varillas,
porque así mezclamos y trituramos a la vez.
Seguidamente el azúcar y la leche y por último la harina (incluido ya
el bicarbonato). Se bate bien y se vierte en un recipiente de barro previamente
engrasado.
En el horno estará alrededor de 40 minutos a
250ºC, sólo con calor desde abajo.
Cuando esté a medio hacer, con una textura de flan y se reparte la mermelada con una cuchara, por
el peso ésta se introducirá por la masa y quedará parte de relleno y parte de
cobertura, en las fotos queda bien reflejado.
Pasado su tiempo de horno se saca de él y se deja
enfriar, eso si podéis resistiros a empezar a pellizcarla.
exquisitass!!! me encantan las moras y en este tipo de preparaciones quedan maravillosas!
ResponderEliminarEstás invitad@ a participar en el sorteito de cumpleblog que estoy celebrando! un besote ahi te espero!! Adela http://eldulcepaladar.blogspot.com.es/
Hola Adela!!!!!! Y que lo digas!!! Las moras quedan bien como las prepares jejejeje sobretodo cuando lo haces con mucho amor!!!!
EliminarAhora mismo me paso por tu blog para ver tu concurso!!!
Muaaa