Ya estamos en
Semana Santa y además de torrijas hay otros dulces que también se consideran
típicos de esta época. Si os soy sincera de esto me he enterado hace poco,
porque el arroz con leche lo he comido mucho de pequeña y no en esta época, en
cualquiera, hasta fresquito de la nevera en verano…que rico!!!
Es un dulce muy tradicional y muy
apreciado por casi todo el mundo ¿Quién no ha probado un arroz con leche? Pero
de un tiempo a esta parte, no en todos
los lugares los saben hacer, cuantas veces ponen el adjetivo “casero” y cuando
te llevas la primera cucharada a la boca… todas tus expectativas se
volatilizan, por eso ya sólo lo tomo si es casero de verdad.
En cada familia el arroz con
leche tiene una característica especial, yo creo que el de mi familia se puede
describir como muy cremoso sin exceso de leche líquida, muy aromático por la
naranja y limón y dulce.
Y ahora os preguntaréis porque
subo aquí una foto de un cuenco ¿verdad? Pues os presento mi cuenco de cuando
era pequeña, especial para arroz con leche o natillas. Debía tener unos siete años e iba con mi madre
de compras, no sé bien porque iba enfadada y mi madre me lo compró; desde
entonces se convirtió en mi tazón y ahora lo conservo con mucho cariño.
Muchos domingos después de ir a
la montaña (éramos una familia muy montañera) mi madre nos hacía natillas o
arroz con leche. Qué grandes recuerdos en la cocina de mi infancia viendo como
mi madre preparaba la cena y el postre, como colofón al fin de semana. Me
encantaba ayudarla a remover, a probar y sobretodo a rebañar la cazuela, con
una amorosa intención dejaba algo más en ella para que yo me deleitara con la
cuchara de madera. Estos son los recuerdos que calientan el alma cuando se
tiene frío ¿verdad?
Así que como guiño a mi dulce
infancia y a mi cuenco, he querido que la presentación de esta receta sea en
él.
Esta semana habrá otra receta más
y con temática: ¡Felices Vacaciones de Semana Santa!
Ingredientes
250 grs. de arroz redondo y blanco
315 grs. de agua
1 piza de sal
1 cáscara de naranja
1 cáscara de limón
1 rama de canela
2 litros de leche
250 grs. de azúcar blanca
Canela en polvo para decorar
Elaboración
Aunque he visto millones de veces
a mi madre y a mi abuela hacer esta receta, ahora que he aprendido a hacerla me
he sorprendido de lo equivocada que estaba en cómo se elabora. Pues ¿será cocer
arroz y luego añadirle la leche no? Ahí vamos con la receta familiar.
En una cazuela alta echar el agua, la pizca de sal, las cáscaras de la naranja y del limón y la
ramita de canela. Empezamos con una temperatura alta y cuando empiece a hervir, echamos el arroz. Esperamos de nuevo a que hierva, removiendo de vez en cuando y para cuando el agua casi esté evaporada se le incorpora el primer litro de
leche, volvemos a llevarlo a ebullición y entonces se baja la temperatura y se sigue removiendo regularmente.
Esta receta requiere más atención
que cualquier otra que se haga por ejemplo en el horno. Hay que
removerla con frecuencia y evitar que se pegue o se salga la leche.
Cuando notemos que la leche se ha reducido, comenzamos a añadir más para impedir que se nos pegue en el fondo y se continua removiendo, el arroz debe hervir y la
temperatura que tendrá es media y a veces alta, según vaya estando.
Y ahora vamos con el azúcar, éste
se ha de echar casi al final de la cocción, me contó mi madre que el secreto para que el arroz no se quede duro es incorporar el azúcar al final del proceso.
La elaboración de este postre es muy intuitiva, ya que añadiremos leche, removeremos y subiremos o bajaremos la temperatura según lo que vaya pidiendo. En este caso estuvo como una hora al fuego y doy fe que el fondo de la cacerola no se quemo.
Así que cuando ya lleve más o menos 40 minutos de cocción y al probarlo el arroz esté al gusto de cada uno, se añade el azúcar, se remueve bien y se prueba para comprobar el dulzor. Yo he puesto unas medidas de azúcar pero ese es el mínimo, luego cada uno le echara lo que le pida su paladar.
Así que cuando ya lleve más o menos 40 minutos de cocción y al probarlo el arroz esté al gusto de cada uno, se añade el azúcar, se remueve bien y se prueba para comprobar el dulzor. Yo he puesto unas medidas de azúcar pero ese es el mínimo, luego cada uno le echara lo que le pida su paladar.
Ya los últimos minutos
serán a fuego más bien bajo para que la leche continúe reduciendose, así le daremos una la
cremosidad deseada.
Se sirve con canela molida por
encima. Ya sabéis que se toma caliente, templado o frío, en todas sus formas
está rico y siempre ayuda a pasar estos días tan lluviosos.
Espero que os haya gustado y para
mí es todo un honor tener en mi blog esta receta familiar que tantos recuerdos
me trae.
ahisss por que me pones estas cosassss!! jajajaj ahora me voya tener que hacer unos cuenquitos!! me encanta y estamos en época, en cádiz lo tomemos en semana santa! un besooo!! adela.
ResponderEliminarJajajajajaaj es una auténtica tentación eh??? Que tal te ha salido??? Seguro que bien ricooooo.
EliminarFelices vacaciones.
Muaaa
Que bueno, a ver si aprendo a cogerle el punto al arroz con leche, voy a intentarlo por enesima vez.
ResponderEliminarVenga!!!! Seguro que ésta es la buena!!!! Y ya me cuentas que tan te sale eh???
EliminarUn dulce saludo y gracias por enlazarme en tu blog!!!!