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Roll de Café Irlandés




En cada país tiene un nombre, un relleno y una cobertura distinta, pero al final es el mismo dulce: un fino y suave bizcocho relleno de una crema y recubierto o no por chocolate, nata, crema o simplemente flambeado.

Realmente en España tiene otro nombre, pero no me gusta nada, mis principios me superan y creo que es hora de rebautizarlo, así que tomo el nombre que tiene en otros países: “roll” porque al fin y al cabo es un rollo, en el buen sentido de la palabra, claro!!!

Este fin de semana teníamos comida familiar y qué mejor que cerrar un delicioso mes y momento que con un bizcocho y un café... irlandés todo en uno!!!! A veces sobran las palabras para decir a las personas que tienes cerca cuanto las quieres, así que un postre como éste ayuda a llegar a los corazones de quien están ahí a tu lado, apoyándote y amándote sin condiciones.

Días raros, semana brumosa...

“Y ahora se lo que debo hacer, seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer y quien sabe que traerá la marea”. Chuck Noland (Tom Hanks) Naúfrago de Robert Zemeckis, año 2.000

Roll de Café Irlandés
  
Ingredientes:

Para el bizcocho
  • 4 huevos
  • 70 grs. de azúcar
  • 100 grs. de harina
  • 1 cucharadita de las de moka rasa de bicarbonato sódico
  • Cacao en polvo
Para el relleno
  • 200 ml de leche
  • 100 grs. de azúcar
  • 3 láminas de gelatina
  • 2 cucharadas de café soluble
  • 2 cucharadas de whisky
  • 3 claras de huevo
  • 200 ml de nata para montar

Elaboración

Lo primero que vamos a realizar es el relleno o mousse de café irlandés. En un cazo colocamos la leche con el café, el azúcar y el whisky; lo calentamos a fuego lento y removiendo de forma periódica. A la par, en un recipiente alto montamos la nata, ésta siempre tiene que estar fría para que su transformación sea más fácil y consistente. Cuando los ingredientes del cazo están calientes sin llegar a ebullición se le echa la gelatina que antes ha sido hidratada en agua fría durante unos minutos y se remueve para que se disuelva por completo. De 3 huevos extraemos las claras y en otro recipiente las montamos, como veis tenemos tres frentes abierto que hay que ir realizando simultáneamente para luego unificarlos llegados a este punto: la gelatina disuelta en el café, la nata montada y las claras también, vertemos el café irlandés sobre la nata y los mezclamos con movimientos envolventes, la nata perderá parte de su consistencia pero es parte del proceso. Cuando está bien removido vertemos las claras y volvemos a realizar los mismos movimientos, no batir, porque sino perderíamos el trabajo hecho con la nata y las claras. Cuando está listo lo colocamos en un recipiente y lo guardamos en la nevera durantes unas 4 horas para que tome su consistencia de mousse.

Ahora toca realizar el bizcocho, el azúcar lo vamos a dividir por la mitad y en un recipiente pondremos una parte con las 4 yemas de los huevos y lo batiremos hasta crear una textura espumosa y por otro lado montaremos las claras de los huevos y luego añadiremos el resto del azúcar. Así que hemos batido los huevos por separado con la mitad de azúcar en cada recipiente, sobre las claras montadas verteremos las yemas y seguiremos batiendo para unificarlo todo y poco a poco la harina con el bicarbonato. Cuando estén todos los ingredientes bien mezclados veremos que esta masa tiene una textura especial, espumosa, espesa pero sin ser pesada, se nota que los huevos están batidos con mucho aire y en proporción hay poca harina. Sobre la bandeja del horno colocar un papel vegetal y verter esta masa, con una espátula o cuchara repartirla creando así una plancha fina que al calor del horno en conjunto con el bicarbonato y el trabajo realizado a los huevos subirá como 1 centímetro de altura. Con el horno precalentado,  lo introducimos unos 10-12 minutos a 170ºC, una vez transcurrido ese tiempo la masa estará cuajada, simplemente dejarla enfriar.

Ya tenemos las dos partes del postre preparadas el siguiente paso es su montaje: separamos el bizcocho del papel pero lo dejamos encima de él porque nos ayudará a enrollarlo. Cortamos los extremos para hacer un rectángulo perfecto de masa, con una cuchara colocamos la mousse de café, la igualamos por todas las partes y con agilidad y rapidez lo enrollamos sobre sí mismo, dejándolo ya sobre la bandeja de presentación (ya sin el papel) con el final del bizcocho hacia abajo para que mantenga la forma. Se espolvorea cacao por encima y se reserva en el frigorífico hasta su degustación.



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