Son los años ochenta, es Navidad
y George Michael suena en el radiocassette de la cocina, ya en pijama y después
de cenar papá y mamá nos dicen que podemos tomarnos un dulce. Así que me dirijo
hacia el salón y en el aparador que está al lado de la terraza mis hermanos y
yo abrimos la puerta, allí está la bandeja de Navidad, con sus polvorones,
figuritas de mazapán, bombones y ... con una envoltura de color burdeos y una
imagen de una puntilla blanca los maravillosos roscos de vino. Todavía tengo
bien presente su sabor, su azúcar glass que se queda en los dedos y su
autenticidad.
Pues bien hasta el domingo pasado no lo había vuelto a revivir, y
es que los roscos son uno de estos dulces que de un tiempo a esta parte no
tiene su sabor característico, que no es a polvorón ni a mantecado, que su
color es más oscuro y su aroma a vino es real.
Y cuando probé uno en el curso de
repostería, como si de un portal en el tiempo fuera me traslado a mi infancia y
al momento de la elección del dulce de después de cenar, mis favoritos.. los
roscos de vino y después los polvorones de limón, que llevaban un envoltorio en
un verde lima muy eléctrico!!!!
Si las Navidades son especiales
por algo son por los recuerdos que nos
creamos, la ilusión de poner el belén y el árbol, el momento de comerse las
uvas y acto seguido fundirnos en besos y abrazos para felicitarnos el año
nuevo, el nerviosismo de la noche de Reyes y el subidón de la mañana del día
6... o simplemente cuando el 24 de diciembre por la mañana salías de paseo con
tu padre, te tomabas un vermut y comprabas flores para el centro de mesa, que
por la noche acompañaría a los manjares que tu madre había estado preparando y
que todos degustaríamos. Estos son los recuerdos que yo me he creado y a los que os invito para
celebrar la Navidad.
Así que este año volveré a
rebuscar los roscos de vino entre los demás dulces, porque de alguna manera ha
vuelto a mí este dulce recuerdo de la cálida infancia.
Ingredientes:
- 250 grs. de harina
- 100 ml. de aceite suave
- 75 ml. de vino dulce, tipo moscatel
- 7 ml. de anís dulce
- ½ piel de un limón en cáscara y la otra ½ en ralladura
- 30 grs. de azúcar moreno
- 1 puñadito de sésamo en grano
- 1 cucharadita de las de moka de canela molida
- 2 cucharadas soperas de azúcar glass para rebozar
Elaboración
En una sartén poner el aceite a
calentar suavemente con la cáscara de limón, cuando ésta se empieza a dorar,
echar el sésamo y el anís, apagar y dejar enfriar. Esta cáscara se tira.
En una fuente mezclar la harina
con el aceite aromático, el moscatel, la ralladura del limón, el azúcar y la
canela, amasar bien todos los ingredientes y si por una casualidad queda muy
aceitosa la masa incorporar un poco de agua. Cuando la masa no sea pegajosa y
sea manejable con un rodillo extenderla sobre una superficie lisa, dejando la
masa con un grosor de 1 centímetro o 1,5.
Con un corta pasta circular y el
utensilio se que usa para quitar las semillas a las manzanas o si no se tiene
un vasito o dedal marcar la masa y extraer el
centro del círculo, creando así una pequeña rosca o anillo.
Colocar los roscos en la bandeja
e introducirla en el horno precalentado, con el calor arriba y abajo, ponerlo a
una temperatura de 180ºC en torno a 20 minutos, controlar que no se quemen
porque sino su textura se volverá crujiente y muy hecha.
Extraer del horno y aún calientes
empanar los roscos en azúcar glass, dejar enfriar y colocar en una caja bien
hermética para mantenerlos todas estas fiestas, eso si aguantan a nuestros
antojos y tentaciones golosas!!!
Comentarios
Publicar un comentario